Un día vas caminando, yo te empujo con alevosía e intención, tú caes y te fracturas una pierna, en ese momento yo volteo y te digo, ¡por favor discúlpame!, ¿mi disculpa te sirve de algo?; evidentemente tú molesto me pides que pague los gastos del hospital por tu lesión, y yo te digo – oye, ya te pedí disculpas, ¿por qué habría de pagarte los gastos?-, ¿te sirven mis disculpas?, al final, muy enojado decides retirarme el habla y terminar con la amistad, en ese momento me acerco a ti y te digo, ya te pedí disculpas y en lugar se ser bueno, ahora resulta que me quitas tu amistad… ¿ya ves que mal amigo eres?… si, como lo lees, ahora resulta que el malo de la película y mal amigo eres tú y no yo por no querer pagar tus gastos médicos.

La culpa puede ser en muchos sentidos una trampa para evitar hacerme responsable de las cosas que me corresponden como consecuencia de mis actos. De hecho en muchas ocasiones las personas usan la culpa para darle la vuelta a las situaciones y ahora ellos ser la víctima, por ejemplo, las personas que son descubiertas en infidelidad y se hacen los ofendidos por que fueron espiados por sus parejas.

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¿Culpable o responsable?

Lo que realmente ayuda y es útil es responsabilizarse de las cosas que hacemos, la responsabilidad implica hacerme cargo de las consecuencias de mi actos, tener la capacidad de responder, de resolver los problemas que he creado y aceptar las reacciones de los demás. Cuando las personas se hacen responsables de sus actos, en ese momento es posible que obtengan el perdón o la disculpa que están buscando.

La culpa solo sirve para evitar responsabilidad o buscar ser castigados, sí, como lo lees, hay personas que están constantemente en búsqueda de los castigos que asumen que deben tener por los errores (reales o no) que cometieron el pasado.

Si alguien comete un error y decide hacerse cargo de las consecuencias y a pesar de eso el ofendido decide no perdonar o no disculpar a quien le generó la afectación, pues por supuesto está en su derecho, sin embargo, cuando ya me he hecho cargo de las consecuencias de mis hechos y tú eliges no perdonarme, en realidad yo ya estoy liberado de mi responsabilidad, ya no hay deuda, no debo nada, sin embargo no puedo obligar a nadie a retomar una relación del tipo que sea, por mucho que yo lo quiera.

En mi consultorio me gusta explicarles a mis pacientes, ¿cuantas veces es justo que yo te cobre por la sesión del día de hoy?… pues una solamente Luis- ok, lo mismo pasa con las responsabilidades a consecuencia de nuestros actos, solo se pagan una vez… si después de eso no me perdonas… ese ya no es problema mío.

La responsabilidad hace que sea totalmente innecesario sentir culpa, de hecho te quiero dejar claro que una de las diferencias entre las personas maduras y las que no lo son, es su capacidad de hacerse responsable de sus hechos, dichos y pensamientos, las personas inmaduras tienden a justificar de forma inmadura sus actos… a mayor justificación… menor madurez.

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